Gnosis una enseñanza que aspira a restituir, en nuestro interior, la capacidad de vivir consciente e inteligentemente.
"Los principios básicos de la gran sabiduría universal, o 'gnosis', son siempre idénticos. Tanto el Buda como Hermes Trismegistos; Quetzalcoatl como Jesús de Nazaret, entregan un mensaje y cada uno de esos mensajes gnósticos contiene, en sí mismo, idénticos principios de tipo completamente impersonal y universal."
                                                                                 Samael Aun Weor.

Gnosis una enseñanza que aspira a restituir, en nuestro interior, la capacidad de vivir consciente e inteligentemente.                         ****************************************************

 

Vamos a comenzar el estudio y la práctica de una sabiduría milenaria, conocida en los tiempos de Platón --extraordinario filósofo griego-- con el nombre de "gnosis". La palabra "gnosis" significa conocimiento; no obstante, no se trata de un conocimiento ordinario, sino de una sabiduría superior y trascendental. En este sentido, la Dra. Pagels, de "Harvard University" (la Universidad de Harvard) explica que "así como a quienes dicen no saber de la realidad última se les llama "agnósticos" (literalmente, que no conocen), a quien pretende conocer tales cosas se le llama 'gnóstico', o sea, conocedor". La palabra "jina" no es sino la castellanización del término "gnosis". Esta deriva del parsi y del árabe, de los términos "djin" o "djinn", y así la vemos empleada por muchos autores. La "jana", "gnana", "yana" o "gnosis" es la ciencia de Jano, o de los "jinas", es la ciencia del conocimiento iniciático y las variantes de su nombre son muchas, existiendo una en cada lenguaje. La gnosis es la primitiva de la humanidad, siendo su origen tan antiguo como el mundo. Hablando claramente, la gnosis es un funcionalismo muy natural de la conciencia despierta, es una filosofía perenne y universal. La gnosis es el conocimiento iluminado de los misterios divinos, reservado sólo para los pocos, que por su lealtad doctrinaria logran acercarse al dinamismo revelador de su propio ser interno. Por otra parte, la palabra "gnosticismo" encierra, en su estructura gramatical, la idea de sistemas o corrientes dedicadas al estudio de la gnosis. Este gnosticismo implica una serie coherente, clara y precisa de elementos fundamentales, verificables todos ellos mediante la experiencia mística directa. Sólo las doctrinas gnósticas que contengan los elementos ontológicos y antropológicos renglones arriba mencionados forman parte del gnosticismo auténtico.
 

El Movimiento Gnóstico y sus objetivos fundamentales 

El movimiento gnóstico internacional no es un grupo más, sino el vehículo a través del que se expresa la gnosis de ayer, de hoy y de siempre. Las instituciones gnósticas ya están establecidas en Asia, Europa, Africa, Oceanía y nuestra América, y son las iniciadoras de una nueva era, de profundos cambios psicológicos y sociales. Es el movimiento gnóstico, por decirlo así, un ejército de salvación mundial, integrado por millones de hombres y mujeres, que han asumido la insólita tarea de revolucionar sus conciencias para lograr la íntima autorealización de su ser. Ahora bien, dado que los estudios gnósticos han avanzado mucho en los últimos tiempos, ninguna persona educada caería hoy, como antaño, en el error simplista de hacer surgir las corrientes gnósticas de alguna latitud espiritual exclusiva. Si bien es cierto que en cualquier sistema gnóstico debemos tener en cuenta los elementos helenísticos y orientales --incluyendo los de Persia, la India, el Tíbet, Palestina y Egipto, entre otros--, no deberíamos ignorar los principios gnósticos perceptibles en los sublimes cultos religiosos de los nahuatls, toltecas, aztecas, zapotecas, mayas, incas, chibchas, quechuas y otras tribus indoamericanas. Es un error creer que la gnosis es una simple corriente metafísica introducida en el seno del cristianismo, como algunos suponen. Por el contrario, constituye la gnosis una actitud existencial con características propias, enraizada firmemente en la más antigua, elevada y trascendente aspiración esotérica de todos los pueblos, cuya historia y cultura no es bien conocida por los antropólogos. Precisamente, las enseñanzas del movimiento gnóstico internacional y sus escuelas se fundamentan en los descubrimientos que hemos hecho en el terreno antropológico. Existe mucho material didáctico, esparcido por diversas regiones de nuestro planeta, en nichos, pirámides, sepulcros y diversas piezas antropológicas, y nosotros tenemos métodos para extraer (mediante reglas precisas) el pensamiento gnóstico contenido en cada pieza antropológica Todas estas investigaciones tienen un único objetivo: propiciar el nacimiento del nuevo hombre y la nueva mujer dentro de cada uno de nosotros. Tal postulado se afianza en el hecho de que, en sus actuales condiciones, el ser humano es apenas un "animal intelectual", lleno de infinitas contradicciones psicológicas. El resultado de tan desafortunada condición interna es fácilmente deducible: dolor, sufrimientos, mecanicidad, vejez y muerte. El movimiento gnóstico y sus escuelas proporcionan métodos y sistemas especiales para que cada uno de nosotros se autolibere de todos esos azotes que hoy golpean y afligen a la humanidad. En este sentido, el movimiento gnóstico invita a comprender que hay algo en nosotros que está más allá de lo meramente físico. Tenemos un cuerpo de carne y hueso, realidad que todos aceptamos, pero muy pocos entienden que tenemos además una psicología particular, una estructura interna susceptible a modificación. Por regla general, las personas creen que únicamente están en relación con el mundo externo, pero el gnosticismo universal nos enseña que estamos también en relación con un mundo interno o un espacio psicológico, invisible para los sentidos físicos, pero visible para el sentido de la imaginación consciente u objetiva, eso que los orientales llaman el "tercer ojo" o la "clarividencia. Nuestro mundo interno es mucho más extenso y más interesante que el entorno físico hacia el cual estamos típicamente orientados, utilizando como medio las "ventanas" de nuestros cinco sentidos perceptivos. Los pensamientos, las emociones, los anhelos, la esperanza, el miedo, los celos, las preocupaciones, los desengaños, las frustraciones son manifestaciones internas o psicológicas, invisibles para los sentidos ordinarios, pero para nosotros más reales e importantes que la mesa del comedor, los sillones de la sala, el automóvil o el refrigerador. Vivimos más tiempo sumergidos en nuestro mundo interior y, no obstante, normalmente le concedemos mayor importancia a lo superficial, a lo externo, a lo que carece de importancia. Vivimos en un mundo que desconocemos, cada cual condicionado por sus propios intereses subjetivos y egoístas, sufriendo inútilmente, sin saber por qué ni para qué. El movimiento gnóstico y sus escuelas poseen métodos precisos para lograr la interiorización, es decir, poseen métodos para desarrollar cabalmente el sentido de la autoobservación psicológica. El desarrollo del sentido de la autoobservación nos conduce paulátinamente hacia el conocimiento propio o la autognosis. Al llegar a este nivel del autoconocimiento, nos habremos convertidos en hombres y mujeres verdaderos, no seremos simples "animales intelectuales" condenados a la pena de vivir ignorando las causas y propósitos de su existencia. Conocer y comprender el profundo significado de la vida --saber quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos-- es el eterno tema del pensamiento humano. Todos los sistemas filosóficos, todas las doctrinas religiosas, tratan de encontrar y dar respuesta a este problema, pero el error de todas esas explicaciones consiste en que se trata de descubrir el significado de la vida fuera del mundo interno de cada uno de nosotros. El movimiento gnóstico internacional afirma que la vida está contenida dentro de nosotros y que las leyes que la rigen no las encontraremos en lo externo, sino adentro: en las profundidades de nosotros mismos. El individuo está contenido en el universo y, a su vez, el universo está contenido en el individuo.

      
El llamado problema del conocimiento.

De la relación entre el sujeto y el objeto surge el conocimiento. Para una mayor comprensión de este asunto, llamaremos "fenómeno" a todo aquello que podemos percibir físicamente con nuestros sentidos ordinarios y denominaremos "esencia" o "nuómeno" a la parte del fenómeno imperceptible para nuestros sentidos físicos. Alcanzar la esencia del fenómeno debe ser la finalidad del conocedor. Existen varias teorías que pretenden explicar el problema del conocimiento, pero lo fundamental es que cada ser humano, como sujeto cognoscitivo, llegue hasta eso que es lo real, hasta eso que se llama "la verdad". Es decir, que el sujeto llegue a conocer lo que es el objeto o fenómeno en sí mismo, no sólo como apariencia sino también en esencia. El método psicológico del movimiento gnóstico internacional y sus escuelas toma muy en cuenta las limitaciones de nuestro aparato cognoscitivo, en la misma forma en que normalmente tomamos muy en cuenta las restricciones de las máquinas o instrumentos con los que diariamente debemos trabajar. Si, por ejemplo, queremos analizar algo utilizando el microscopio o el telescopio, nos interesa en primer lugar conocer el poder de esos instrumentos, esto es: sus propiedades y cualidades. El método de la psicología gnóstica trata de hacer lo mismo en relación con nuestros sentidos físicos y nuestra mente: trata de hacernos entender --por vía experimental-- que la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto no son instrumentos idóneos y que la mente humana, en sus condiciones actuales, es también un instrumento de cognición pobre. Por tal motivo, cuando la mente humana capta a través de los sentidos cualquier fenómeno natural, sólo ve en él sus propios prejuicios, preconceptos, opiniones y teorías. Cuando el sujeto proyecta sobre el objeto lo que tiene acumulado en la memoria, no está observando la esencia o "la cosa en sí" del fenómeno u objeto, sino lo que está pensando. La gnosis señala que mientras la conciencia individual permanezca embotellada entre el ego, entre el "mi mismo", "mis propios conceptos", "mis teorías", "mis dogmas", resulta imposible el conocimiento directo de la esencia de los fenómenos, tal como ellos son en sí mismos. Establezcamos una exacta diferenciación entre el concepto y la realidad: una cosa es la idea, visión u opinión personal y otra es la realidad de la vida, libre y en constante movimiento. Cuando alguien trata de conocerse a sí mismo, o trata de estudiar objetivamente cualquier otro aspecto de la vida universal, debe desligarse de los conceptos establecidos en la mente, porque de lo contrario deja de percibir su propia realidad o la realidad de la vida y se estanca en las teorías y conceptos rancios, que no guardan relación con el hecho observado. Pongamos un ejemplo concreto, supongamos que a primera vista "nos cae mal" cierta persona. ¿Qué ha sucedido realmente?-- ocurre que no estamos observando imparcialmente a esa persona, sino que estamos proyectando sobre ella nuestros conceptos y defectos de tipo psicológico, mecánicamente establecidos en nuestro interior. El objetivo de estos estudios gnósticos es hacernos conscientes de nosotros mismos, de nuestros semejantes y de la vida universal. Por eso decían en la antigua Grecia: "Hombre, conócete a ti mismo y conocerás al universo y a los dioses".

  Las cuatro columnas del legítimo saber.

El arte, la ciencia, la filosofía y la religión son formas de conocimiento. Sobre estas cuatro columnas nos apoyamos los miembros del movimiento gnóstico internacional, para llegar al autoconocimiento o autognosis. Tanto la ciencia como la filosofía, la religión y el arte, sirven al verdadero conocimiento únicamente cuando nos conducen hacia lo esencial, sólo cuando nos permiten verificar conscientemente las propiedades internas de todo lo que es, de todo lo que ha sido y de todo lo que será. Cuando en el movimiento gnóstico y sus escuelas se habla de ciencia, hablamos de ciencia pura --a tono con la naturaleza y el crecimiento anímico del ser humano-- y no de ese podridero de teorías subjetivas que abundan por todas partes. Como filosofía, la gnosis es perenne y universal, es un funcionalismo de la conciencia despierta y brota de diversas latitudes. Quienes piensan que la gnosis tiene su origen exclusivamente en Persia, en Irak, en Palestina o en la Europa Medieval, están equivocados. Con la ayuda de la antropología gnóstica podemos evidenciar la tremenda realidad de que la gnosis brota por doquier, y así lo hemos demostrado al mundo en nuestros congresos mundiales de antropología. Es necesario señalar que existe una gran diferencia entre la antropología académica y la antropología gnóstica. Los antropólogos académicos, en general, no son capaces de penetrar en el fondo vivo de los grandes misterios arcaicos, mientras que la antropología gnóstica sí va al fondo. Cualquier pirámide o pieza arqueológica se dirige, en última instancia, a la conciencia superlativa del ser, y las conclusiones hipotéticas de los antropólogos casi nunca están de acuerdo con esos mensajes trascendentales y trascendentes. Quienes aman su verdadero ser, tienen que tomar la resolución de disolver el ego, a fin de que se manifieste libremente su realidad interna y puedan así captar y llevar a la práctica el mensaje de la antropología gnóstica. En cuanto a la religión, nosotros la estudiamos en su forma más profunda. La gnosis va al fondo, busca el "re--ligare", el querer ligar el alma con la deidad, con el real ser, y esto implica sacrificio consciente y voluntario. La religiosidad del movimiento gnóstico internacional es completamente científica, es altamente filosófica y profundamente artística: buscamos a la seidad, lo divinal, a Dios, dentro de nosotros mismos, no en el exterior. Sabemos que si no descubrimos la divinidad en nosotros mismos, no seremos capaces de descubrirla en ningún otro lugar. Buscamos el autoconocimiento, la autognosis. Cuando uno llega a la autognosis, conoce al real ser interior. Es necesario establecer una distinción clara entre las formas religiosas y los principios religiosos: los principios religiosos son fórmulas cósmicas imperecederas, en tanto que las formas religiosas son únicamente los distintos sistemas o modos de transmitir y enseñar aquellos principios. También es importante diferenciar entre la conciencia religiosa y la ideología religiosa: la ideología se fundamenta en la creencia, en el dogma ciego, mientras que la conciencia religiosa tiene sus basamentos en la experiencia mística directa y en la fe consciente, que surge del estudio y la práctica. Utilizando inteligentemente los métodos científicos, filosóficos, artísticos y religiosos, el aspirante alcanza la sabiduría del ser. Las cuatro columnas del saber están indisolublemente unidas en nuestros estudios. En nuestros días, lamentablemente, la ciencia, el arte, la filosofía y la religión se encuentran divorciados y eso es lamentable. La experiencia gnóstica permite --al estudiante sincero-- conocerse y autorealizarse íntegramente. Entiéndase por "autorealización" el desarrollo armonioso de todas las infinitas posibilidades humanas.

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